Patrimonio cultural e histórico

Estepona se localiza en el litoral occidental de la provincia de Málaga (Andalucía, España), en el corazón de la Costa del Sol. Ciudad con amplio frente litoral y de tradición marítima, presenta como telón de fondo un marco serrano excepcional, Sierra Bermeja, magnífico bastión natural sobre el Estrecho de Gibraltar. Estas características han jugado un papel determinante en muchos momentos de su historia.

Evidencias de ocupación desde la antigüedad

De los primeros momentos con evidencias arqueológicas existe un magnífico testimonio en el término municipal de Estepona: los Dólmenes de Corominas. Con unos 5000 años de antigüedad, pueden considerase la primera necrópolis dolménica de la Costa del Sol. Tanto en el Centro de Interpretación de los Dólmenes, situado en el Parque San Isidro Labrador, en pleno piedemonte bermejense, como en el Museo Arqueológico de Estepona, en el casco histórico, están expuestos numerosos materiales de esta época prehistórica, para la que también existen evidencias en otros emplazamientos del municipio como en la Loma de la Alberica o en los Castillejos, entre otros.

La siguiente cultura que se manifiesta con importantes evidencias arqueológicas es el mundo fenicio y su transición con la influencia púnica hasta la romanización. De esta época existen diversos emplazamientos ligados a los recursos de la zona, agrícolas, pesqueros, mineros o de control del territorio en las vías de acceso hacia el interior, en la zona de arroyo Vaquero, en distintos cerros del litoral u otros más interiores y en la desembocadura del río Guadalmansa.



En el Museo Arqueológico de Estepona y en el Etnográfico están expuestos numerosos materiales que abarcan una amplia cronología, desde la Prehistoria hasta el s.XX

El mundo romano debió dibujar un paisaje densamente poblado, principalmente en la franja litoral donde los recursos que ofrece el mar jugarían un papel protagonista. Existen evidencias a oriente y occidente del casco urbano de Estepona, e incluso en su propio casco histórico. Cuando cae el imperio romano, estos lugares se abandonan concentrándose la población en la zona de arroyo Vaquero y en la de Vega del Mar (San Pedro Alcántara) desde donde posteriormente, con la entrada de los musulmanes en el siglo VIII, pasarían a zonas del interior. Tal vez esto fue lo que ocurrió con la población que albergó en estos primeros momentos el castillo de El Nicio y otros emplazamientos localizados en el piedemonte de Sierra Berrmeja.



Istibūna

Estepona probablemente se inicie con la construcción en el siglo X-XI de un castillo para defender la costa, que posteriormente se consolidaría como medina

El siglo X-XI probablemente sea el momento de constitución de Estepona, inicialmente con la construcción de un castillo para defender la costa que posteriormente se consolidaría como medina, Istibūna, rodeada de asentamientos rurales (alquerías) que se dedicaban a la explotación agrícola y ganadera, y siempre con Sierra Bermeja, Yabal al-Ahmar (Sierra Roja), como telón de fondo.

La conquista castellana de la medina supuso a la postre su destrucción y, si bien en eso están las razones por las que no existen existen evidencias arqueológicas exteriores de esa época en el casco histórico, el subsuelo si guarda numerosos indicios de todo este pasado andalusí. Diversos materiales medievales recuperados en las distintas obras realizadas en el casco urbano que atestiguan este pasado están expuestos en el Museo Arqueológico.

En Sierra Bermeja tuvo lugar también un importante episodio histórico a principios del siglo XVI, al ser las cumbres del Cerro del Castellón el escenario de la última victoria del Islam andalusí en la península, la que aparece en las crónicas castellanas como la rota del Calalui.

Con la repoblación cristiana se inició el trazado del casco histórico actual, la construcción del castillo del San Luís y de gran parte de las torres almenaras que sirvieron desde el siglo XVI para vigilar la costa frente a los ataques piratas.

Los asentamientos ligados a los usos agrícolas y ganaderos del extenso término agrícola de Estepona, herederos del antiguo pasado andalusí, siguieron configurando un paisaje que ha llegado hasta nuestros días. Durante los siglos XVIII y XIX el cultivo de vides y la fabricación de vinos y pasas fueron determinantes en la economía de Estepona. Vestigios de este pasado vitivinícola quedan en los numerosos restos de lagares que persisten en todo el término. También se localizan evidencias del pasado minero relacionado con la singular geología de la sierra en distintas explotaciones de los siglos XVIII al XX, siendo las más evidentes las ligadas al beneficio del hierro en el entorno de las Cobatillas, al wolframio en el entorno del arroyo del Bosquecillo y diversas explotaciones menores de cobre, talco, estaño, bismuto o amianto.

Dos usos fueron los que dieron el protagonismo a Sierra Bermeja a principios del siglo XX: los forestales, por la explotación de resinas de los pinos que llevó a cabo la Unión Resinera Española, que disponía de una de las veinte fábricas que tenía en toda la península en el término de Estepona; y por los usos arrieros que, junto al cabotaje, solucionaban el secular aislamiento que ha sufrido la zona. Hasta la mitad del siglo XX el puerto de Estepona fue aduana de tercera categoría.

Desde la segunda mitad del siglo XX el desarrollo inmobiliario de la costa ha condicionado la actividad económica y el paisaje urbano del litoral pero, tanto en el casco histórico de Estepona como en su entorno rural, aún persisten interesantes ejemplos patrimoniales de este rico pasado cultural e histórico.

PARA SABER MÁS

ROJO, Teo. Historia de Estepona. Volúmenes I, II y III (Edita: Ilmo. Ayuntamiento de Estepona)

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